Han sido nuestros amigos los que han creado la teoría de las ideas. Pero hay que seguir el parecer de que para salvar la verdad es preciso sacrificar nuestras preferencias, tanto más cuanto que también nosotros somos filósofos. Se puede amar a los amigos y a la verdad; pero lo más honesto es dar preferencia a la verdad.

Aristóteles

¿Hacia donde va la filosofía?

Los paradigmas cambian con el tiempo, porque la vocación de saber exige, tarde o temprano, revisar los modelos que se tenían por aceptables e incluso por ciertos. La historia de la filosofía es, en este sentido, una historia de contradicciones, miradas complementarias y transformaciones. Puede decirse así que hasta finales del siglo XVII, la filosofía fue, en términos generales, constructivo metafísica. Pero en el siglo XVII se produce una crítica central que afecta los simientos racionales de todo el saber filosófico desarrollado hasta el momento. Esta etapa, concluirá con el positivismo que, en efecto, negará toda posibilidad de acceso al conocimiento metafísico. Es cierto que tendrá lugar sin embargo una tregua, en manos del idealismo alemán... pero más allá de éste, el contundente rechazo a la metafísica implicará una sostenida negación práctica de la actividad filosófica. El paso siguiente será la crítica a los presupuestos irracionales de la razón, autores como Marx o Nietzche, podrían llevarnos a postular el ocaso definitivo de la filosofía.

Sin embargo, esta sería una lectura apresurada. La actividad filosófica no cesa sino que incluso, se incrementa.

Y gran parte de la producción filosófica expresaría la necesidad de encontrar un nuevo paradigma. Habermas hablará de un pensamiento postmetafísico, por ejemplo. En otros casos, son frecuentes las alusiones a la idea de posmodernidad, que se caracterizaría por la pérdida de confianza en el discurso racional.

Finalmente, creemos que más allá de lo que estas nuevas corrientes proponen en sí mismas, estas ideas exhiben la necesidad de hallar un nuevo discurso y aún, una nueva forma de racionalidad. Porque de ésto justamente se trata la filosofía: de volver a cuestionar una y otra vez, de retomar las mismas preguntas. El descubrimiento de la verdad que ya defendía apasionadamente Aristóteles, parece no llegar nunca a su fin. Cabe pensar entonces que la búsqueda, resulta satisfactoria y valiosa en sí misma.

por Graciela Paula Caldeiro