En le 399, a la muerte de Sócrates sus discípulos se dispersar y algunos de ellos fundaron escuelas filosóficas. Ninguna de ellas representa el genuino pensamiento de Sócrates sino que desarrollan con autonomía algunos de los temas cuyo tratamiento iniciara el maestro a lo que agragarían numersos elementos tomados de los sofistas e incluso de los filósofos presocráticos.
Se dearrollan en La Academia, los aspectos científicos y psicológicos de la doctrina socrática. Platón elabora su propia doctrina de las Ideas a partir de la búsqueda socrática de la definición y el concepto. E inspirándose también en Pitágoras profundizará el tema del alma.
Continua las doctrinas de Parménides y Zenón de Elea, con algunas modificaciones que fueron sugeridas a Euclides tras el contacto con Sócrates.
Euclides identifica el Ser con el Bien y con Dios (es posible que Sócrates haya defendido alguna suerte de monoteísmo) y considera que todas las virtudes se reducen a una sola, pero designada con distintos nombres (doctrina que también se reomonta a Sócrates).
Estilpon, uno de los continuadores de Sócrates, atacó la doctrina platónica de las Ideas, afirmando que sólo existe lo singular actual y negando la existencia de los géneros y las especies universales. Su ética influirá en la aparición del estoicismo, puesto que aparentemente Zenón de Citio fue discípulo suyo.
Antístenes (discípulo de Gorgias y luego de Sócrates) enseñó en Atenas en un gimnasio llamado Kynosarges (sepulcro de perro) de donde deriva el nombre de "cínicos" (perros) que recibirían más tarde.
Rechazó la teoría platónica de las Ideas y defendió una petica de la autosuficiencia e independencia. Propagó también el ideal de la vida natural y el cosmopolitismo, rechazando la existencia del estado y la familia y afirmó que para el sabio no hay patria, ni leyes, ni familia, ni diferencias de clases.
Diógenes de Sínope fue el más claro exponente de la actitud de los cínicos: atacó los convencionalismos sociales, buscó lo natural en la vida de los animales, los pueblos bárbaros y fue absolutamente independiente.
La escuela cínica, con diversas idas y venidas que la llevaron en algun momento a confundirse con el estoicismo, perduró hasta la caida del Imperio Romano.
Aristipo, discípulo de Protágoras y luego de Sócrates es el más claro representante de la moral del hedonismo. No hay más fuente de conocimiento que la sensación y ésta solo posee un valor subjetivo (relativismo de Protágoras). La sensación es pues, la única guía del hombre. El fin de toda moral es el de buscar sensaciones agradables, actuales y principalmente corporales. La razón, sin embargo (y aquí se observa el sello de Sócrates) debe dirigir al hombre en la elección de tales placeres. Por su rechazo a todo tipo de convencionalismo social, la escuela de Cirene está bastante cerca de la escuela cínica.