De todas las principales figuras de la filosofía alemana en la era moderna, Kant es quizás el más influencia tuvo en el pensamiento social de la Ilustración.

Hay una clara relación intelectual entre Rousseau y Kant. Los biógrafos repiten a menudo la anécdota de Heinrich Heine acerca de cómo Kant daba siempre su paseo de la tarde a una hora fija, con tal regular puntualidad que los vecinos podrían haber ajustado sus relojes por su aparición – excepto en una ocasión en la cual él se retrasó en su paseo porque había sido tan atrapado por la lectura de "Emile" de Rousseau que perdió la noción del tiempo. Kant había sido criado como un pietista, una versión de luteranismo que destacaba la simplicidad y evitaba la ornamentación externa. Kant consecuentemente no tenía retratos o pinturas en ninguna de las paredes de su casa – con una excepción: sobre su escritorio en su estudio colgó un retrato de Rousseau 1 ; y escribió Kant: “He aprendido a honrar a la humanidad leyendo a Rousseau.” 2

Los pensadores de la neo-Ilustración atacan a Kant por dos cosas: su epistemología escéptica y subjetivista y su ética del deber desinteresado. La postura sobre la razón de Kant la divorcia del contacto cognitivo con la realidad, destruyendo así el conocimiento, y su postura sobre la ética divorcia la moralidad de la felicidad, destruyendo así el propósito de la vida. Como se discutió en el Capítulo Dos, los argumentos de Kant fueron un golpe poderoso contra la Ilustración.

En términos políticos, sin embargo, Kant es a veces considerado un liberal, y en el contexto de la Prusia del siglo XVIII, hay algo de verdad en eso. En el contexto del liberalismo de la Ilustración, sin embargo, Kant se desvió del liberalismo en dos aspectos mayores: su colectivismo y su defensa de la guerra como un medio para los fines colectivistas.

En un ensayo de 1784, “Ideas para una Historia Universal en Clave Cosmopolita”, Kant aseveró que hay un destino necesario para la especie humana. La naturaleza tiene un plan. Es, sin embargo, “un plan oculto de la naturaleza” 3, y como tal requiere ser especialmente discernido por los filósofos. Ese destino es el desarrollo total de las capacidades naturales del hombre, especialmente la razón. 4

Aquí, por “hombre”, Kant no quiere significar el individuo. La meta de la Naturaleza es colectivista: el desarrollo de la especie. Las capacidades del Hombre, explicó Kant, son “a ser totalmente desarrolladas solamente en la especie, no en el individuo”5. El individuo es meramente forraje para la meta de la naturaleza, como Kant lo puso en su “Recensión de Herder”: “la naturaleza no nos permite ver ninguna otra cosa además de que abandona a los individuos a la completa destrucción y sólo mantiene a la especie” 6. Y de nuevo, en su “Probable Inicio de la Historia Humana” de 1786, Kant sostuvo que:

“El camino que para la especie conduce al progreso desde lo peor a lo mejor, no hace lo mismo para el individuo”7.

El desarrollo del individuo está en conflicto con el desarrollo de la especie, y sólo el desarrollo de la especie cuenta.

Pero tampoco es el caso de que el desarrollo de la especie se trate de la felicidad o la realización. “La naturaleza es completamente indiferente a que el hombre viva bien” 8. El individuo e inclusive todos los individuos existentes juntos que viven actualmente no son más que una etapa de un proceso, y su sufrimiento no cuenta a la luz del fin último de la naturaleza. De hecho, sostuvo Kant, el hombre debería sufrir, y merecidamente. El hombre es una criatura pecadora, una criatura que se inclina a seguir sus propios deseos y no las demandas del deber. Haciendo eco a Rousseau, Kant culpó a la humanidad por haber elegido usar la razón cuando nuestros instintos nos podrían haber servido perfectamente bien. 9 y ahora que la razón se ha despertado, se ha combinado con el interés propio para perseguir toda clase de deseos innecesarios y depravados. Así la fuente de nuestra alardeada libertad, escribió Kant, es también nuestro pecado original: “la historia de la libertad comienza con la maldad, pues es obra del hombre10.

Por consiguiente, Kant nos amonestó:

“estamos muy lejos de poder valorarnos a nosotros mismos como morales11. El hombre es una criatura hecha de “madera revirada”12.

Por lo tanto , para tratar de enderezar nuestras reviradas naturalezas , lo que se necesita son fuerzas poderosas.

Una de esas fuerzas es la moralidad, una moralidad estricta e intransigente del deber que se oponga a las inclinaciones animales del hombre. Una vida moral es una vida que ninguna persona racional “desearía que fuera más larga que lo que de hecho es” 13 , pero uno tiene el deber de vivir y desarrollarse a uno mismo 14 y por lo tanto a la especie. El inculcar esta moralidad en el hombre es una de las fuerzas de la naturaleza.

Otra fuerza para enderezar la madera revirada es la política. El hombre es “un animal que, si vive entre otros miembros de su especie, tiene necesidad de un amo.” Y esto es porque “sus propensiones animales egoístas le inducen a él que se exceptúe [de las reglas morales] siempre que él pueda”. Kant entonces introdujo su versión de la voluntad general de Rousseau. Políticamente, el hombre “entonces requiere de un amo que quebrantará su voluntad propia y le forzará a obedecer una voluntad universalmente válida”15.

Sin embargo, el deber estricto y los amos políticos no serían suficientes. La naturaleza habría ideado una estrategia adicional para acercar a la especie humana al desarrollo superior. Esa estrategia es la guerra. Como escribió Kant en su “Ideas para una Historia Universal”:

Los medios que emplea la naturaleza para lograr el desarrollo de todas las capacidades del hombre es el antagonismo entre ellos en la sociedad16.

Así, el conflicto, el antagonismo, y la guerra son buenos. Destruyen muchas vidas, pero son el camino natural de que se produzca el desarrollo superior de las capacidades del hombre. “En el estadio de la cultura en el cual la raza humana todavía está en pie ”, afirma Kant sin rodeos en “El Probable Inicio..” , “la guerra es un medio indispensable para llevarla a un estadio aún más elevado.”17 La paz sería un desastre moral, así es que estamos obligados a no evitar la guerra’.18

Como producto de este auto-sacrificio de los individuos y de la guerra entre las naciones, esperaba Kant , la especie se desarrollaría plenamente, y una federación internacional y cosmopolita de estados viviría en paz y armonía, haciendo posible dentro de ellos el completo desarrollo moral de sus miembros;19 por tanto, como concluyó Kant en un ensayo de 1794 titulado “El Fin de Todas las Cosas”, los hombres finalmente estarían en posición de prepararse para el día del “juicio del perdón o la condena por el juez del mundo” 20. Éste es el plan oculto de la naturaleza; está destinado a ocurrir; así es que sabemos lo que tenemos que ir anticipando.

Stephen R. C. Hicks, Explicando el Posmodernismo , Capítulo 4, "El Clima del Colectivismo" , traducción Walter Jerusalinsky


  1. Höffe 1994, 17. 

  2. Citado en Beiser 1992, 43. 

  3. Kant 1784/1983, 27/36.  

  4. Kant 1784/1983, 18/30 y 27/36.  

  5. Kant 1784/1983, 18/30. 

  6. Kant 1785/1963, 53/37. 

  7. Kant 1786/1983, 115/53. 

  8. Kant 1784/1983, 20/31. 

  9. Kant 1786/1983, 111/50. 

  10. Kant 1786/1983, 115/54. 

  11. Kant 1784/1983, 26/36. 

  12. Kant 1784/1983, 23/33.  

  13. Kant 1786/1983, 122/58.  

  14. Kant 1786/1983, 122/58.  

  15. Kant 1784/1983, 23/33, oblicuasen original. 

  16. Kant 1784/1983, 20/31. 

  17. Kant 1786/1983, 121/58; ver tambien 1795/1983, 363/121. 

  18. Kant señala una oposición fundamental entre el deseo humano y las metas de la naturaleza: "El hombre quiere concordia, pero la naturaleza sabe mejor lo que es bueno para la especie: ella quiere la discordia" (1784/1983, 21/ 32).  

  19. Kant 1784/1983, 28/38. 

  20. Kant 1794/1983, 328/93. 


por Stephen R.C. Hicks