Tras Rousseau, el pensamiento político colectivista se dividió en versiones de Izquierda y de Derecha, tomando ambas versiones su inspiración en Rousseau. La historia de la versión de Izquierda es el tema del Capítulo Cinco, por lo que mi propósito en este capítulo es resaltar el desarrollo en el pensamiento colectivista de derecha y mostrar que en sus esencias la derecha colectivista estaba persiguiendo las mismas metas generales anti-liberales y anti-capitalistas que perseguía la izquierda colectivista.
Lo qué vincula a la derecha y la izquierda es un conjunto nuclear de posturas de fondo: anti-individualismo, necesidad de un gobierno fuerte, la visión de la religión como un tema de estado (ya sea para promoverla o para suprimirla), la visión de que la educación es un proceso de socialización, una ambivalencia sobre la ciencia y tecnología, y posturas fuertes de conflicto entre grupos, violencia, y guerra. Izquierdas y Derechas a menudo han disentido amargamente acerca de cuáles temas son prioritarios y sobre la forma en que deberían ser aplicados. A pesar de todas sus diferencias, la izquierda colectivista y la derecha colectivista consistentemente han reconocido a un enemigo común: el capitalismo liberal, con su individualismo, su gobierno limitado, su separación de Iglesia y Estado, su postura bastante uniforme de que la educación no es primordialmente una cuestión de socialización política, y su persistente optimismo Whig de una perspectiva de cooperación y comercio pacífico entre los integrantes de todas las naciones y de todos los grupos.
Rousseau, por ejemplo, es visto a menudo como un hombre de izquierda, y ha influenciado a generaciones de pensadores de izquierda. Pero fue también inspirador para Kant, Fichte, y Hegel – todos hombres de la derecha. Fichte a su vez fue tomado regularmente como un modelo para pensadores de la derecha – pero fue también una inspiración para socialistas de izquierda como Friedrich Ebert, presidente de la República de Weimar despues de la Primera Guerra Mundial. El legado de Hegel tomó, como es bien sabido, tanto una forma de derecha como una forma de izquierda.
Aunque los detalles son confusos, el punto general es claro: la derecha colectivista y la izquierda colectivista están unidas en sus principales metas y en la identificación de su principal opositor. Ninguno de estos pensadores, por ejemplo, tuvo jamás una palabra amable para la postura política de John Locke. En el siglo veinte, la misma tendencia continuó. Los académicos debatieron si George Sorel es de izquierda o de derecha; lo cual tiene sentido dado que él inspiró y admiró tanto a Lenin como a Mussolini. Y sólo para dar un ejemplo más, Heidegger y los pensadores de la Escuela de Francfort tienen en términos políticos, mucho más en común que lo que cualquiera de los dos tienen con, digamos, John Stuart Mill. Esto a su vez explica por qué pensadores como Herbert Marcuse hasta Alexandre Kojève y Maurice Merleau Ponty, sostuvieron que Marx y Heidegger son compatibles, pero ninguno jamás soñó siquiera con conectarlos con Locke o con John Stuart Mill.
La cuestión es que el liberalismo no penetró profundamente en las líneas principales del pensamiento político en Alemania. Tal como ocurrió en el caso de la metafísica y el de la epistemología, los desarrollos más vigorosos en filosofía social y política del siglo diecinueve y comienzos del siglo veinte tuvieron lugar en Alemania, y la filosofía socio-política alemana fue dominada por Kant, Fichte, Hegel, Marx, Nietzsche, y Heidegger.