En 1924, se crea como parte de la Universidad de Frankfort, el Instituto para la Investigación Social. Uno de sus fundadores fue Max Horkheimer y su director desde 1930. Serán parte de este grupo también pensadores de la talla de Adorno, Marcuse y Erich Fromm (que luego se distanciará de la escuela).
La persecusión nazi hacia 1934, trae como consecuencia el traslado del Instituto a la universidad de Columbia en Nueva York (Horkheimer,, Marcuse y Fromm eran de origen judío) y aunque algunos de sus miembros regresarían a Frankfort al terminar la guerra, otros, como Marcuse, elegirán quedarse en EEUU. En esta segunda etapa, serán sus directores Adorno y Habermas, que será a partir de 1956, el principal representante de la escuela.
El Instituto para la Investigación Social surge en clara línea marxista, aunque opta por una posición crítica desviándose de los conceptos básicos del materialismo histórico como por ejemplo el concebir a la lucha de clases como el motor de a historia. En efecto, cuando en Europa se debilita la fuerza de los movimientos obreros y se produce una transformación del capitalismo, se inicia una reinterpretación del pensamiento de Marx, espacio en el cual se insertará la escuela de Frankfort. Esto supone una nueva mirada sobre Hegel, Marx, Weber y Freud.
La escuela de Frankfurt adoptó una persepectiva interdisciplinar, sumando enfoques provenientes no sólo de la filosofía sino también de la sociología, la psicología, el psicoanálisis, la teología protestante y la crítica de la cultura y el arte. Se trata pues, de estudios de “teoría social”. Los trabajos producidos por la escuela de Frankfort se conocen como “Teoría crítica”: no se trata de un sistema de doctrinas sino de una particular concepción metodológica.